El debate sobre el arbitraje se ha intensificado en casi toda Europa. En las últimas semanas, el descontento de los clubes ha crecido debido a actuaciones arbitrales consideradas insuficientes. El Real Madrid lidera la protesta en España, el Fenerbahce solicitó un árbitro extranjero para su partido contra el Galatasaray, y en Francia causan revuelo las sanciones impuestas a Pablo Longoria, presidente del Marsella, y Paulo Fonseca, entrenador del Lyon.
Ambos recibieron suspensiones extensas, pero el mayor perjuicio lo sufrió el técnico portugués, quien ni siquiera podrá acceder a los vestuarios hasta el 15 de septiembre. Precisamente en el día de su 52 cumpleaños, el ex entrenador de Roma y Milán recibió un duro castigo: no podrá dirigir desde el banquillo hasta el 30 de noviembre de 2025, tras un tenso enfrentamiento (casi un cara a cara) con el árbitro Benoit Millot en los minutos finales del partido Lyon-Brest (que su equipo ganó 2-1). La Federación Francesa impuso una sanción ejemplar, con la esperanza de evitar la repetición de incidentes similares ante el clima de gran tensión reciente.
Ayer, Fonseca comentó la decisión de la comisión disciplinaria, antes y después del partido de Europa League contra el FCSB (sus lágrimas tras el abrazo de sus jugadores conmovieron al mundo): ‘Tenemos la opción de apelar. Cuento con el respaldo de la directiva. Solo quiero decir una cosa: recibí una suspensión de nueve meses por una situación por la que me disculpé. Veo este circo mediático que insiste en que cometí una agresión. Están las imágenes: no toqué al árbitro, solo lo ataqué verbalmente. Nunca he cometido una agresión física ni tuve intención de hacerlo. Las personas que tomaron esta decisión pensaron en la situación general del fútbol francés y ahora yo soy quien debe pagar. He visto lo que sucedió en el pasado, las sanciones fueron diferentes y esto no es justo’.
El portugués también recibió la solidaridad de sus colegas, aunque moderada: ‘Es un evento que marca el fútbol francés’, declaró Will Still. ‘Es algo inédito. Seré honesto: he tenido suficientes problemas con los árbitros y he recibido suficientes tarjetas también como para hablar…’. Antoine Kombouaré también se pronunció: ‘Creo que la sanción es muy severa. Merecía severidad, porque lo que hizo es inaceptable y son comportamientos que no deberíamos tener. Pero hasta ahora, cuando un entrenador era suspendido, podía entrar a los vestuarios antes de los partidos y durante el descanso, podía dar instrucciones incluso desde la grada. Él, en cambio, no tiene derecho a nada. Pienso que es un castigo excesivo, así le impiden trabajar. Y esto podría ser un problema para el futuro, en términos de contrato’.