Lucas Beltrán concedió una extensa entrevista a Cronache di Spogliatoio, donde habló sobre varios de sus compañeros en la Fiorentina. Uno de los nombres más mencionados fue el de Moise Kean, quien está teniendo una temporada destacada: «Cuando lo tienes delante, todo es más fácil. Trabaja mucho después del entrenamiento, nos quedamos a practicar tiros. Hacemos cosas diferentes al resto, somos complementarios. Durante los partidos hablamos mucho, me indica dónde colocarme, nos aconsejamos mutuamente. También en los movimientos durante los entrenamientos, hablamos sobre fútbol y cómo podemos dañar al rival. Si logramos esa conexión, todo se facilita».
¿Cómo es su relación con el entrenador Palladino?
«Es una gran persona, le gusta enseñarnos táctica en función del partido, con movimientos distintos. En los entrenamientos trabajamos intensamente, el cuerpo técnico es muy bueno y se complementa. Tenemos todo para hacerlo bien, desde jugadas a balón parado hasta estrategias en saques de banda».
¿Le preocupa la competencia?
«Los nuevos fichajes llegaron para ayudarnos, ¡no son de otro equipo! Son mis compañeros, igual que los que estaban antes. Si todos pensamos en entrenar para el equipo, el nivel aumenta: ese debe ser nuestro compromiso».
Usted tiene orígenes italianos, uno de sus bisabuelos era piamontés.
«Nunca visité el pueblo donde vivía. Recibí la llamada de la selección italiana el mismo día que la de Argentina. Pero me siento argentino y no tuve dudas. Además, creo que hay muchos talentos italianos que pueden hacerlo bien y habría sido irrespetuoso. Si un chico en mi posición hubiera venido a jugar para Argentina, me habría molestado. Por eso creo que no habría sido justo, porque me siento completamente argentino. Me esperaba la convocatoria de Italia. Dos meses antes me contactaron para saber si tenía la ciudadanía italiana, así que cuando llegó el pasaporte, me imaginé la convocatoria. En ese momento también me llamó Argentina y no dudé. Aunque Argentina no me llame, la espero: no cambio de opinión por aprovechar la oportunidad».
¿Cómo se vive el fútbol en Argentina?
«El ambiente del estadio argentino no se encuentra en otro lugar del mundo. Cualquier estadio está lleno, la gente canta de pie. Si pierdes, siguen cantando. En Italia, en Florencia, siento momentos que me recuerdan a Argentina. Espero con ansias la curva más cerca del Franchi. La gente es increíble: una vez un aficionado me regaló su bufanda, me dijo que era la única que tenía pero que quería dármela. Me emocionó, así que la colgué en el salón y la veo cada vez que entro en casa».
Hace unas semanas, Julian Álvarez estuvo en su casa.
«Lo conozco desde niño. Cuando estaba en River Plate, la Fiorentina le hizo una oferta. No llegaron a un acuerdo, pero hubo negociaciones. No sé qué tan cerca estuvieron de concretarse. La semana pasada vino a Florencia, le hice de guía turístico: lo llevé a comer a Omero, un restaurante florentino, y luego fuimos al centro a pasear y tomar un helado. No tuvimos que disfrazarnos: llovía, no había mucha gente y estábamos tranquilos. Y además, aquí me reconocen más a mí: claro, luego hacen cuentas…».
De Gea está haciendo una gran temporada.
«David es una persona realmente top, no me lo esperaba. Es sencillo, bromea con todos, si alguien tiene un problema se acerca a hablar. Es un líder silencioso. Hablo mucho con él, trata a todos igual, desde los más experimentados hasta los jóvenes de 2006. Un gran hombre del que aprender. Un fuera de serie: ¡¿quién más llega y para dos penales en el mismo partido?! Y cómo entrena: te hace pensar que si él, que es un campeón, lo hace, ¿por qué no tú? Si quieres llegar a ese nivel, ese es el camino».
¿Y Gosens qué les ha transmitido?
«No he tenido muchos compañeros como él en mi carrera. Es bueno tener a alguien en el grupo que siempre te da su punto de vista y dice las cosas a la cara. Siempre dice la verdad, no te dice palabras bonitas por compromiso, es directo y ha aportado una mentalidad ganadora, un paso más, piensa en la victoria y te contagia. Te da ganas de ganar. Nos habla mucho antes de los partidos. Sabe que cuando debemos sufrir, debemos hacerlo juntos. Y lo mismo cuando debemos atacar».
Comuzzo ha explotado esta temporada.
«Me di cuenta de que era fuerte por cómo entrena, pero no creía que llegaría a este nivel en tan poco tiempo. Ha sido increíble: entrena como un veterano de 30 años, pero tiene 19, y tiene la mentalidad adecuada para crecer, escucha y busca aprender todo el tiempo. Es muy bueno».
Bove les asustó mucho.
«Es un tema del que no me gusta hablar por una razón: creo que a él no le gusta recordar esa noche y el periodo que está pasando. Solo sé que lo siento porque es una buena persona, tiene solo un año menos que yo y a veces me pregunto si me podría haber pasado a mí. Vivimos un momento de miedo, lo importante es que ahora esté bien y aquí con nosotros, como dijo en Sanremo se siente incompleto y lo notamos. Lo apoyamos, lo hacemos sonreír, y él sabrá encontrar lo que le falta. Cuando lo vemos entrar al vestuario, lo abrazamos».
